"El café de las sonrisas", una cafetería que solo contrata a personas con discapacidad auditiva

"El café de las sonrisas" es el nombre de una cafetería en Nicaragua creada por un español, Antonio Prieto, que solo contrata a personas con discapacidad auditiva. 

 

En Granada todos los conocen como "tío Antonio". Pero no te confundas, no hablamos de la Granada de España, sino de la Granada de Nicaragua. Pongamos un poco de luz a este aparente lío... 

Antonio nació en Valencia, pero se enamoró irremediablemente de Nicaragua y de su gente desde el primer momento en que conoció el país. Ese es el motivo por el que tomó la decisión de abrir "El café de las Sonrisas"; un restaurante/cafetería llevado dolo por personas con discapacidad auditiva. 

Desde cocineros/as hasta camareros/as... todo el equipo humano del restaurante está compuesto por personas con discapacidad auditiva. Sin embargo, su dueño, asegura que su mayor logro no es haber cambiado y ayudado a mejorar la vida de sus empleados; sino contribuir a visualizar en la sociedad de Nicaragua (y otros países, porque su proyecto ha salido en la prensa de todo el mundo), un problema al que nadie parecía dispuesto a atacar y hacer frente. 

Antonio no solo es un emprendedor consciente, también es una persona comprometida con la igualdad... motivo por el que dirige también el Centro Social Tío Antonio. Un centro a través del que promueve diversos proyectos de inserción laboral especialmente dedicados a las personas más desfavorecidas y que hace gran énfasis en las personas con discapacidad. 

En Nicaragua, una de cada diez personas tiene algún tipo de discapacidad. Sin embargo, los estudios aseguran que el 99% de ellas no cuentan con un empleo. 
De ahí la insistencia de Antonio en crear impacto sobre esta realidad, hacerla visible y animar a los empresarios a apostar por la "responsabilidad social" en sus negocios. 

Para ello, pone como ejemplo su propio emprendimiento. Antonio asegura que nadie apostaba absolutamente nada por "El café de las sonrisas". Sin embargo, cinco años más tarde las puertas siguen abiertas, se trata de una negocio próspero y asegura con la boca llena que tiene el oficio más bonito del mundo: demostrar que no hay lengua más universal que una sonrisa. 

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